Refranes

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El puerco sarnoso revuelve la pocilga.

— Da a entender que en todo grupo humano, sea en la familia, se en la emnpresa, sea donde quiera, los que más se quejan son los que , por lo regular, peor conducta observan.

Qué más quisiera el gato que lamer el plato.

— Es expresión de anhelo vehemente y por lo regular se aplica para manifestar complacencia en el fracaso ajeno.

Quien cabras cría, va a juicio cada día.

— Por el mucho destrozo que estos rumiantes causan a su paso en las heredades ajenas.

Quien de pulga llega a liendre, da un picotazo que enciende.

— Así sucede cuando un don nadie, por obra del azar, consigue éxito o buena fortuna. Lo expresan con el mismo énfasis otros refranes, como: » Un piojo en la altura, qué locura, y uin piojo resucitado, !cómo pica el condenado!».

Quien pierde el asno y halla la albarda, eso gana.

— Indica que no es pequeño consuelo recobrar siquiera una parte de lo perdido.

Quien quiera saber lo que vale un potro, que venda el suyo y compre otro.

— Marca la diferencia que hay entre vender y comprar.

¿Quieres que te siga el can?. Dale pan.

— Es similar al que dice «MENEA LA COLA EL CAN, NO POR TI, SINO POR EL PAN», y enfatiza, pués, el poder del interés.

Ratón que no sabe más que un horado, presto es cazado.

— D a entender que los que cuentan con pocos recursos, tiene escasas posibilidades de sobrevivir.

Rocín de hidalgo, seco como un galgo.

— Como bien nos recuerda la literatura, los hidalgos de nuestro Siglo de Oro no nadaban en la abundancia, por lo que condenaban a su caballo a una dita tan estricta como la suya.

Sardina que lleva el gato, tarde o nunca vuelve al plato.

— Como todo aquello, por lo regular, que es objeto del apetito codicioso.

Si la víbora te pica, no hay remedio en la botica.

— Advierte que contra determinadas picaduras, y especialmente las humanas, no existe remedio conocido.

Sobre un huevo pone la gallina

— En alusión a la conocida costumbre de poner a las gallinas un huevo falso para animar su instinto ponedor , dice el refrán que cualquier tarea se realiza mejor bajo los efectos del estímulo.

El toro y el melón, como salen son.

— Porque tanto uno como otro, dice el refrán, no acreditan su buena calidad hasta el último momento: el primero, en la arena; el segundo, en la mesa.

Toros y fiestas, malo para las bestias.

— Alude a la gran cantidad de festejos populares que existen en España en los que la principal diversión implica el sufrimiento de los animales.

!Y vuelta la burra al trigo!

— Expresión contra el que insistentemente vuelve a un tema que ya se da por zanjado.

Las zorras de mi lugar son como las de los demás.

— Expresan que todos los hombres son iguales, y que, quien más, quien menos, daie está libre de defecto o vicio.

Abad avariento, por un bodigo pierde ciento.

— Alue a aquellos clérigos que, por su codicia en recoger una determinada ofrenda, perdían la oportunidad de recibir otras. olvidando que la avaricia , por lo común, redunda en perjuicio del propio avaro.

Antes son mis dientes que mis parientes.

— Se dice como declaración de egoismo, y tiene un sentido equivalente al famoso apotegma: «La caridad bien entendida empieza por uno mismo».

La avaricia rompe el saco.

— Advierte contra los males que siempre acarrea el exceso de codicia.

El avaro al pordiosero, por quitarle algo le quita el sombrero.

— Se refiere al sombrero donde el mendigo recoge las limosnas. Critica a los que padecen tal ansia de dinero que incluso son capaces de robarlo a los que apenas tienen.

En arca de avariento, el diablo yace dentro.

— Manifiesta lo mala que es la avaricia yu asemeja las cosas acumulada con el propio infierno.

Montes y ríos, todos son míos.

— Es frase típica del iluso que tiene desmesuradas pretensiones, incluso de alcanzar cosas que son evidentemente imposibles.

Muerto estará, y aún lo del entierro regateará.

— Se dice de los muy roñosos, capaces de regatear una peseta hasta en el umbral de la muerte.

La murmuración se pasa y la hacienda se queda en casa.

— Se pone en boca del codicioso, a quien no le importan los comentarios y críticas de los demás, con tal de conseguir riqueza y bienestar.

Quien todo lo quiere, de rabia muere.

— Recrimina la ambición desmedida que, por inalcanzable, desemboca en el rencor rabioso.

Si aprovecha, bien, si no, también.

— Es máxima de los acaparadores y avaros, que toman para sí cuaqluier cosa , sin probar su utilidad.

Tenga, tenga, y venga de donde venga.

— Alude a la mala costumbre de tomar cuanto se puede sin interesarse por su orígen o procedencia.

A bocado lerdo, espolada de vino.

— Al igual que se espolea a las bestias para que caminen, el refrán justifica los repetidos tragos de vino que se beben cuando aquello que se está comiendo resulta seco o indigesto.

A la bota, darle el beso después del queso.

— Porque el vino es el mejor compañero del queso. Figuradamente se utiliza también para indicar el orden que debe seguirse cuando se ejecuta alguna acción.

A lo que no tiene remedio, cuartillo y medio.

— Se refiere a que más vale no pensar en las cosas malas que ya han sucedido y que no tienen solución, y acogerse a aquello de «beber para olvidar»
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