El puerco sarnoso revuelve la pocilga.
Qué más quisiera el gato que lamer el plato.
Quien cabras cría, va a juicio cada día.
Quien de pulga llega a liendre, da un picotazo que enciende.
Quien pierde el asno y halla la albarda, eso gana.
Quien quiera saber lo que vale un potro, que venda el suyo y compre otro.
¿Quieres que te siga el can?. Dale pan.
Ratón que no sabe más que un horado, presto es cazado.
Rocín de hidalgo, seco como un galgo.
Sardina que lleva el gato, tarde o nunca vuelve al plato.
Si la víbora te pica, no hay remedio en la botica.
Sobre un huevo pone la gallina
El toro y el melón, como salen son.
Toros y fiestas, malo para las bestias.
!Y vuelta la burra al trigo!
Las zorras de mi lugar son como las de los demás.
Abad avariento, por un bodigo pierde ciento.
Antes son mis dientes que mis parientes.
La avaricia rompe el saco.
El avaro al pordiosero, por quitarle algo le quita el sombrero.
En arca de avariento, el diablo yace dentro.
Montes y ríos, todos son míos.
Muerto estará, y aún lo del entierro regateará.
La murmuración se pasa y la hacienda se queda en casa.
Quien todo lo quiere, de rabia muere.
Si aprovecha, bien, si no, también.
Tenga, tenga, y venga de donde venga.
A bocado lerdo, espolada de vino.
A la bota, darle el beso después del queso.
A lo que no tiene remedio, cuartillo y medio.