El espejo no hace bonito lo feo.
La esquila, buena o mala, a los ocho días igualada.
Fruta prohibida, más apetecida.
Genio y figura, hasta la sepultura.
Gracias y buen trato, valen mucho y cuestan barato.
Hasta lavar los cestos, todo es vendimia.
El herrero, con agua aumenta su fuego.
El invierno no es pasado, mientra Abril no ha terminado.
Ir por lana y volver trasquilado.
Ira de enamorados, amores doblados.
Lo que es moda, no incomoda.
Más ven cuatro ojos que dos.
Moza garrida, o bien ganada o bien perdida.
No hay atajo sin trabajo.
No hay mal que por bien no venga.
No hay mayor dificultad que la poca voluntad.
No seais hornera si teneis la cabeza de manteca.
La ocasión hace al ladrón.
Oficio, bueno o malo, da de comer a su amo.
Oido horadado, virgo quitado.
Para quien roba un reino, la gloria; para quien hurta un burro, la horca.
Para sacar buen brillo, poco betún y mucho cepillo.
El pobre que pide pan, carne toma si la dan.
Por el beso empieza eso.
Por mucho trigo, nunca fué mal año.
Predícame, padre, que por un oido me entra y por otro me sale.
El que no sabe gozar de la ventura cuando le llega, no se debe quejar si se le pasa.
El que se pica, ajos come.
El que tiene padrinos se bautiza.
Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.