Refranes

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Primero yo, después yo y siempre yo.

— Lema de los egoistas, que solo piensan en su persona y en el provecho propio.

!Qué bueno es no hacer nada y luego descansar!

— Es el primer mandamiento de los ociosos. Y Unamuno, que siempre fué un trabajador infatigable, lo proclamó aún con más rotundidad: «El hombre e un animal esencial, fundamental, constitucional y radicalmente haragán».

Quien castiga con ira, más se venga que castiga.

— Dice que cuando en trance de enojo se pretende castigar algún delito, la ira encona inevitablemente la recta justicia

Quien con un cojo pasea, al año cojea.

— Advierte de la facilidad con que se adquieren los malos hábitos ajenos. Y es que TODO SE PEGA MENOS LO BONITO.

Quien gana dos y gasta tres, ladrón es.

— Porque por pura lógica económica, el que gasta más que lo que gana, obtiene fraudulentamente este plus.

Quien mal anda, mal acaba.

— Advierte que el que vive desordenadamente o con malas costumbres, suele tener un final desastroso.

Quien más tiene, más quiere.

— Porque la insaciabilidad es achaque inseparable de la codicia.

Quien no sabe fingir, no sabe vivir.

— Porque el vivir, dice, nos impone a todos una cuota de disimulo, cuando no de rotesca ficción.

Quien tiene buen anillo, todo lo señala con el dedillo.

— Reprende a los que a menudo alardean de sus pertenencias para provocar la envidia en los demás.

Quien un mal hábito adquiere, esclavo de él vive y muere.

— Afirma que el vício es de índole incorregible y que nada, pues, conseguira erradicarlo.

Si la envidia fuera tiña, !cuántos tiñosos habría!

— Alude al incontable número de envidiosos que hay en el mundo.

Tan mala memoria tengo, que si te ví, no me acuerdo.

— Se pone en boca de quien encubre su ingratitud con máscara de falso olvido.

Tirar la piedra y esconder la mano, hecho villano.

— Denuncia a aquellos que hacen alguna fechoría o maldad y, además de no reconocer su culpabilidad, se desentienden de las consecuencias.

El truhán y el charlatán, mintiendo ganan el pan.

— Previene contra los que , a fuerza de palabrería y trucos maliciosos, intentan beneficiarse de los que escuchan.

Un loco hace ciento.

— Expresa el poderoso influjo que tiene el mal ejemplo para viciar las costumbres.

El agradecido, no olvida el bien recibido.

— Alaba la virtud de los hombres agradecidos.

Alabar lo bueno y vituperar lo malo, justicia es lo que hago.

— Así deben proceder las personas justas.

Bien predica quien bien vive.

— Indica que una buena conducta, en cuanto tiene de edificante, es el mejor sermón.

La caridad bien entendida empieza por uno mismo.

— Da a entender que las personassuelen dar prioridad a sus propias necesidades antes que a las ajenas.

Una cosa es predicar y otro dar trigo.

— Reprende a los que predican buenas enseñanzas, pero se guardan de dar personal ejemplo poniendo esas doctrinas en práctica

En boca del discreto, lo público es secreto.

— Porque sabe que la mejor parte del valor es la discrección.

La flor de la hermosura como la flor de mayo dura.

— Dice que la belleza es efímera y acaba marchitándose como las flores.

Lo bien hecho, bien parece.

— Cualquier cosa que se haya realizado con tiempo y dedicación transmitirá en su acabado la impronta de los bien hecho.

No basta ser bueno, sino parecerlo.

— No solo hay que actuar con honradez, sino que hay que evitar las situaciones que den lugar a equívocos.

Pronto y bien, rara vez se ven.

— Porque la obra bien hecha, por lo regular exigen aplicación reposada.

Querer y poder, hermanos vienen a ser.

— Indica que con voluntad se consigue casi todo lo que se desea.

Quien guarda, halla.

— Elogia el hábito de conservar que, cuando es vicioso, suele granjearse burlonamente este añadido: Y GUARDABA UNA CASCARRIA.

La respuesta mansa, la ira quebranta.

— Aconseja contestar con calma a las personas enfurecidas.

El que mucho abarca, poco aprieta.

— Critica a los que quieren acaparar tanto y estar en tantos sitios a la vez, que terminan por desatenderlo todo, o no atender convenientemente nada. El esceso de codicia hace que todo se les vaya de las manos.

Dime con quién andas, y te diré quién eres.

— En sentido recto, advierte de la gran influencia que ejercen las buenas o malas compañías sobre el comportamiento de las personas; y en un sentido más general, , dice que de los lugares y amistades que frecuenta una persona es posible deducir sus gustos y
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