A buey viejo, cencerro nuevo.
A casa vieja, puertas nuevas.
Al buey viejo, múdale el pajar y te dará el pellejo.
Cuanto más viejo, más pellejo.
De los cuarenta para arriba, no te mojes la barriga.
Del viejo, el consejo.
No le quiere mal quien le hurta al viejo lo que ha de cenar.
¿Qué es la vejez?. Estornudar, toser y preguntar qué hora es.
Vieja que baila, mucho polvo levanta.
Al cruel, serlo con él.
Al heredar, con un ojo reir y con otro llorar.
Al ingrato, quemarle el hato.
Al que de ajeno se viste, en la calle le devisten.
Al villano, con la vara de avellano.
Antes pillan al mentiroso que al cojo.
Cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo mata las moscas.
De desagradecidos esta el infierno lleno.
Del buen trato nace el ingrato.
En boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso.
En tierra de ciegos, el tuerto es el rey.
Entre bellacos, virtud es el engaño.
Haragán y gorrón, parecen dos cosas, y una son.
Mal hace quien nada hace.
Más medra el pillo que el hombre sencillo.
El más roto y descosido, le pone faltas al bien vestido.
Mucho sueño, legañas cría.
No hay manjar que no empalague ni vicio que no enfade.
No quiero, no quiero, pero echádmelo en el sombrero.
Nunca falta un roto para un descosido.
Piensa el ladrón que todos son de su condición.