Refranes

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Lo que se aprende con bragas, no se olvida con canas.

— Lo que se aprende en la infancia no se suele olvidar en la vejez.

Más enseñan los desengaños que los años.

— Porque al igual que se ha dicho que la cultura es lo que queda después de haber olvidado todo lo demás, la vida es apenas la suma de lo que sobrevive al viento de los desengaños.

Más sabe el diablo por viejo que por diablo

— Dice que los conocimientos más valiosos son los que se adquieren con la experiencia de una larga vida.

Mejor es no saber que mal saber.

— Aconseja pasar antes por ignorante que dárselas de experto en lo que se desconoce. A los que, a pesar de todo, eligen este segundo camino se les acusa de OIR CAMPANAS Y NO SABER DÓNDE.

Nada hay tan atrevido como la ignorancia.

— Se dice de los que osadamente se lanzan a opinar sobre aquello que desconocen o, sin el menor reparo, acometen obras peligrosas.

Nadie es sabio por lo que supo su padre.

— Recuerda que la sabiduría no es un bien hereditario, sino el resultado de un duro y perseverante esfuerzo individual a lo largo de toda una vida.

Nadie nace enseñado, si no es a llorar.

— Advierte que el conocimiento y la sabiduría requieren tiempo y estudio, así como el caudal de la experiencia que da el discurrir de la vida.

No aprovecha lo comido, sino lo digerido.

— Dice que lo verdaderamente importante es asimilar lo que se lee, no leer por leer y luego HABLAR POR BOCA DE GANSO, es decir, al dictado de lo que se oye.

No se hizo la miel para la boca del asno.

— Advierte que es necedad ofrecer cosas valiosas al que no puede apreciarlas. También significa que nunca el necio, aunque se lo proponga, podrá gustar de los frutos de la inteligencia. Suele también expresarse así: ES ECHAR MARGARITAS A LOS PUERCOS.

Para aprender, es menester padecer.

— Dice que sin esfuerzo ni sufrimiento no se alcanza conocimiento ni experiencia en materia alguna.

!Qué linda mata de romero!. Y era un cardo borriquero.

— Se burla de quien alaba a la ligera, por ignorancia o por lisonja, y termina por hacer el ridículo.

La que no pone seso a la olla, no lo tiene en la toca.

— Da a entender que quien actúa imprudentemente en situaciones graves, carece de buen juicio.

Quien ignora lo que no debe , paga lo que no quiere.

— Porque como señala el viejo aforismo jurídico, la ignorancia de la ley no exime del delito.

El saber no ocupa lugar.

— Da a entender que el conocimiento nunca sobra ni estorba, sino lo contrario.

Quien pregunta no yerra.

— Enseña que para no incurrir en juicios erróneos, se recabe siempre donde proceda la información necesaria.

Unos dicen lo que saben y otros saben lo que dicen.

— Se utiliza para marcar la gran diferencia entre los que sólo dicen necedades que han escuchado a otros y los que hablan con suficiente razón. Es decir, la misma diferencia que hay entre el papagayo y el filósofo.

Unos hacen lo que saben, y otros saben lo que hacen.

— Señala la distancia que separa el trabajo concienzudo y cabal de la chapuza rutinaria.

Ventura te dé Dios, hijo, que el saber poco te basta.

— Da a entender que , muchas veces, vale más tener buena suerte que especiales méritos para conseguir lo que se quiere.

Aceite y romero frito, bálsamo bendito.

— De un orígen muy antíguo, se le reputaba receta ideal para las llagas.

Al catarro con el jarro; pero nota que el jarro no es bota.

— Dice, conforme a la antigua creencia, que el vino es un buen remedio contra el constipado, pero, eso sí, sin abusar.

Al dolor de cabeza, el comer le endereza.

— Alaba la creencia de que el comer , a veces, alivia, si no quita, la jaqueca.

Al enfermo que es de vida, el agua le es medicina.

— Cuando algo, por inane que parezca, viene tocado por la fortuna, actúa siempre benéficamente.

Aquí yace Juan Español, que, estando bueno, quiso estar mejor.

— Es burla contra los aprensivos e hipocondríacos que, estando sanos, se creen enfermos y acaban por enfermar de veras a causa de los múltiples remedios y medicinas que se autoprescriben.

Biernes y males, a la cara salen.

— Da a entender que la buena o mala salud, así como el ánimo, se manifiestan en el rostro. De ahí lo que afirman otros refranes: LA CARA ES EL ESPEJO DEL ALMA y POR LA CATADURA SE CONOCE A LA CRIATURA.

Boticarios y médicos no toman medicinas cuando están enfermos.

— Para algunos es frase con que se justifica el miedo a los tratamientos. Otros lo dan por cierto, lo que confirmaría que la familiaridad con los resortes del misterio genera excepticismo.

Buena orina y buen color, y tres higas al doctor.

— Porque, según tradición popular, el buen aspecto de ambas cosas acredita el buen estado de salud.

Cena poco, come más, duerme en alto y vivirás.

— Se dan en este refrán varios consejos para gozar de una vida saludable y larga.

De la panza sale la danza

— Recuerda que la buena forma física es siempre soporte de del buen estado de ánimo.

Entre salud y dinero, salud quiero

— Porque de nada sirve la riqueza sin un cuerpo sano capaz de disfrutarla.

Llagas hay que no se curan, y toda la vida duran.

— Alude a aquellos problemas que, por no haber sido resueltos en su momento, se agravan con el paso de los días.
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